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lunes, 23 de noviembre de 2009

La pintura en el neoclasicismo.


La pintura neoclásica era inspirada por esculturas clásicas ya que no se contaba con modelos de la pintura clásica.
Los dibujos tenían un color convencional o se les dejaba sin color, su luz era clara, difusa y vaga, además de que las pinturas se caracterizaban por su simetría, esta es la razón por la que los pintores del neoclásico eran grandes dibujantes
Los principales temas eran clásicos, históricos y mitológicos.
El principal exponente de la pintura neoclásica es Jacques Louis David
Cultivo la pintura del tema clásico.
Una de sus principales pinturas es “juramentos de los horacios” realizada en 1784.


Algunos otros pintores del neoclasicismo son: Nikolai Abraham Abildgaard, Jean-Baptiste Regnault, Marie-Guillemine Benoist, Asensio Julià, Alexandre Cabanel, Pierre Paul Prud'hon.


















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Luz entre tinieblas

Para podernos aproximar al neoclasicismo es necesario que conozcamos el contexto del que proviene, las circunstancias que lo rodean, y para eso es necesario aproximarnos al siglo de las luces.

El siglo XVIII, también llamado siglo de las luces, es una época de muchos cambios sociales. Todas aquellas fueron el resultado de una serie de cambios en la corriente de pensamiento de la época.

La “luz” que guía a la sociedad y a su progreso cambia radicalmente. El mundo había estado dirigido por la Iglesia, por sus representantes y por los dogmas religiosos, sin embargo estas líneas de pensamiento parecían estar reprimiendo todas las ideas que bullían en la mente de los primeros ilustrados.

Las ideas de la ilustración comienzan a formarse desde la Revolución científica en el siglo XVII, período en el que personajes como René Descartes, Johannes Kepler, Francis Bacon o Galileo Galilei quienes dan a la ciencia la importancia que el mundo le daba a la religión. En la revolución científica se realizan muchos descubrimientos y avances, sin embargo estos logros solo influyeron en reducidas élites europeas.

“Atrévete a conocer! ¡Ten el valor de usar tu propia inteligencia!”

Este lema de la ilustración, proclamado por el filósofo alemán Emmanuel Kant puede ayudar a introducirnos en el movimiento ilustrado. Un movimiento que buscó populizar la luz de conocimiento que se estaba gestando desde la revolución científica, un movimiento que defiende al pensamiento científico y filosófico, que vela por las garantías individuales y que se distingue por su carácter crítico e intelectual.

La Ilustración fue un movimiento intelectual que abarcó todas las áreas del conocimiento. La filosofía, la religión, la economía, la política, la ciencia, la técnica y las artes. Está caracterizada por promover el desarrollo científico, el pensamiento racional así como las libertades y derechos del hombre. Sus principales exponentes son los filósofos Montesquieu, Voltaire y Rousseau quienes exponen ideas como la separación de los poderes del estado, la igualdad de los ciudadanos y reflexiones sobre la división de clases. Hacen también una crítica severa hacia la sociedad de su época y al absolutismo.

Las ideas de la ilustración se ven reflejadas en numerosas revoluciones posteriores tales como la Revolución Francesa. Sus principios también influyeron en el “Despotismo Ilustrado”, tipo de gobierno en el que los monarcas europeos se interesaron en el desarrollo cultural y científico así como en el bienestar de su población. Los más grandes representantes del despotismo ilustrado fueron Carlos III de España, Catalina de Rusia, Federico II de Prusia y María Teresa y José II de Austria.

Otro fruto de la ilustración es la enciclopedia, obra que buscaba compilar todo el conocimiento obtenido hasta el momento así como los principios ilustrados. Fue realizada por Diderot y D’Alambert y publicada en 28 tomos entre 1751 y 1772.

Dentro de este rico y revolucionado contexto surgen los siguientes movimientos estéticos; posbarroco, rococó, neoclasicismo y prerromanticismo.


La poesía neoclásica y otras ramas

El neoclásico es una época muy fría. Expresar los sentimientos propios es considerado de mal gusto, este hecho limita a los poetas ya que este género literario siempre se caracterizado por rescatar las percepciones subjetivas y los sentimientos de los autores. Los poetas de este movimiento adoptan principalmente el tema bucólico o pastoril.

Dentro de este estilo, destaca el poeta Juan Meléndez Valdés, quien se caracteriza por sus églogas (obras que relacionan los temas amorosos con los pastoriles), una de sus obras representativas es “Rosana en los Fuegos”.

La fábula

La fábula fue muy popular en el Neoclasicismo ya que ofrece al lector consejos y enseñanzas morales puestas en boca de animales cumpliendo así con la función didáctica. Ejemplos de grandes fabulistas fueron Iriarte y Samaniego.

La prosa en el Neoclasicismo

La primera mitad del siglo se caracteriza por la reacción que se produce contra el movimiento barroco y por el impacto del movimiento neoclásico francés.

Durante la primera mitad del siglo XVIII se produce la reacción contra el Barroco y la toma de contacto con los movimientos neoclásicos franceses. Como se mencionó anteriormente la producción literaria es escasa, la prosa se suele expresar en forma de crítica y ensayo.

Dentro de este género, destaca Fray Benito Jerónimo Feijoo con su obra “Teatro Crítico Universal”. Este ensayo puede capturar el espíritu neoclásico ya que en ella el autor ataca las supersticiones, haciendo una clara división entre lo natural y lo sobrenatural. De este modo, vemos reflejada la búsqueda de conocimiento científico y veraz así como la preferencia neoclásica por la razón.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, los escritores adoptan plenamente los modelos neoclásicos y la literatura se somete al imperio de la razón. Esta etapa ocupa desde mediados de siglo hasta las últimas décadas.

El teatro en el Neoclasicismo

El teatro sigue las mismas líneas mecionadas. Rigidez, reglas estrictas y falta de elementos imaginativos o fantásticos. Se establece una regla conocida como la regla de las tres unidades. La regla de las tres unidades tiene los siguientes puntos:

Acción- Durante la obra se desarrolla una única acción.

Tiempo- Los períodos en los que se lleva a cabo la acción son muy cortos, en su mayoría no mayores a un día.

Lugar- Toda la obra se desarrolla en el mismo sitio.

Como se pude apreciar, el teatro también mantenía un patrón muy estricto y algo reprimido. Muchos escritores no concordaban con estos principios, es por eso que el escritor barroco Lope de Vega rompe con ellas. Molière es el mayor exponente del teatro neoclásico.


El tintero Neoclásico

(Información sobre el Neoclasicismo y sus características generales)
El Neoclasicismo es un movimiento que surgió en Europa en el siglo XVIII en el contexto del siglo de las luces. Este movimiento se caracteriza por la importancia que le da a los clásicos, tiene mucha influencia griega y romana. Busca una belleza ideal, estable, perfecta y sencilla. Se adapta a las normas sociales buscando siempre respetar sus valores. El arte que surge en el marco de éste movimiento es muy intelectual y busca ser didáctico.
Este movimiento se caracteriza por ir en contra del romanticismo, ya que vuelve a los ideales del s XVIII y el barroco. Pero al mismo tiempo mantiene la modernidad.

El arte es uno de los numerosos campos en las que podemos ver reflejadas las ideas ilustradas y su manifestación dentro del movimiento estético neoclásico. A continuación se mencionan características del estilo literario seguido por los escritores neoclásicos.

La literatura neoclásica se caracteriza por regresar a los modelos clásicos, a la cuna de la filosofía y las artes, a la cultura grecolatina. Es un tipo de literatura bastante rígida e intelectual, todos los elementos ricos en folklore de la edad media o las posteriores libertades del romanticismo son precisamente lo opuesto a los principios que enarbola la literatura neoclásica. Las obras neoclásicas siguen reglas muy estrictas y dan preferencia a la razón, a lo moralizador y a lo didáctico sobre los sentimientos, mientras que rechazan a lo imaginativo o a lo fantástico. Es por esta libertad coartada que la producción literaria disminuye considerablemente, especialmente dentro del género lírico.